martes, 28 de diciembre de 2010

Pequeña Sofía, si yo pudiera...




Yo sé que tú sabes que la vida no es fácil. Yo sé cuántas veces te dijeron lo tonta que eres. Yo sé de ti más de lo que tú sabes, yo sé de ti que sabes que huir, es la solución de todos los problemas, si yo pudiera decirte que no lo es. Pequeña Sofía, si yo pudiera estar ahí, estar contigo. Si yo pudiera... Si yo pudiera te diría lo que será de tu vida. Te diría que los errores no siempre son maestros, que evites los caminos peligrosos, que nunca comiences a fumar, que nunca te enamores de un imbécil, que no dejes entrar a tu vida a tal o cuál persona, pequeña Sofía. Si yo pudiera estar ahí, sentarme a tu lado en la misma banca de Coyoacán, y decirte que no estás sola, que no llores, que fumar no es poético, que aunque la muerte te llame, tú en realidad quieres vivir. Pequeña Sofía, si yo pudiera estar ahí. Estar ahí contigo cuando nadie más lo hizo, sentarme a tu lado cuando más lo necesitabas, y escucharte hablar y dejarte llorar sobre mi hombro, pequeña Sofía, si yo pudiera decirte. Decirte que tu madre te ama, que tu papá te amó cuanto pudo, que no tienes por qué llorar, que no tienes que odiar a nadie, que no estás sola. Ay, pequeña, si yo pudiera decirte, que todas esas llagas que tú misma hiciste, te dejarán cicatriz, y que un día ellas dolerán más que la herida misma, pequeña Sofía. Si yo pudiera decirte y si tú me creyeras... si yo pudiera decirte que no estás sola, que tú estás ahí contigo, que yo estoy ahí contigo, pequeña Sofía.

Si yo pudiera decirte cuántas veces te mintieron, si pudiera hacerte ver lo brillante, lo hermosa que eres, si pudiera encontrar la manera, pequeña Sofía, de enseñarte cómo y por qué la gente quiere verte caer. Si yo pudiera decirte que te mintieron. Decirte que la gente es cruel, que confíes pero que nunca dejes que nadie te sostenga. Si yo pudiera decirte que tus piernas son fuertes, que soportan todo el peso que la vida te dio, y un poco más. Si yo pudiera decirte que confíes sólo en ti, que no te derrumbes, que no dejes que nadie te derrumbe jamás.

Si yo pudiera decirte que ames con el corazón abierto, que ames sin miedo. Que las respuestas de la vida no están al final de ella sino ahí contigo. Pequeña, pequeña, si yo pudiera estar ahí contigo. Y explicarte las cosas que le preguntaste al viento, si yo pudiera, tú tendrías una vida feliz, pequeña Sofía, si yo pudiera.
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...a mi yo de 15 años, de tu yo unos años después...

1 comentario:

anuar bolaños dijo...

Mujer,

eligimos (nos inventamos) el amor y al ser amado con base en lo que somos. El otro no es responsable de ser elegido ni de ser revestido con nuestras fantasías, ansiedades y ceguera.
En el desamor es el autoengaño el que realmente nos lastima.