sábado, 31 de diciembre de 2011

Ociosidades

CaracteristicaGrado
DESCONFIADO (paranoide)NADA
SOLITARIO (esquizoide)BASTANTE
EXCÉNTRICO (esquizotipico)MUCHO
TEATRAL (histrionico)BASTANTE
TRAVIESO (anti-social)UN POCO
PRESUMIDO (narcisita)BASTANTE
TRÁGICO (limite)UN POCO
MANIATICO (obsesivo-compulsivo)MUCHO
SUMISO (dependiente)UN POCO
TÍMIDO (evitativo)MUCHO


Personality disorder test

martes, 27 de diciembre de 2011

No hay mejor manera de cambiar al mundo, que cambiar primero tu propio mundo.
Nishairi.

Bye bye beautiful

Era ya tarde, de noche, de esas tantas noches que pasé sin dormir por el puro gusto de hacerlo. Tenía la luz apagada y un cigarro encendido. Estaba platicando con un amigo en el msn, esperaba a que acabara un trabajo, le hacía compañía. Se llamaba Ernesto, y fue uno de los primeros compañeros de noches sin dormir que tuve. Habré tenido unos catorce años, vivía en San Pedro, en la casita blanca en la montaña. Me estaba quedando dormida y ese era mi último cigarro. Me mandó una canción que hababa de sueños, en catalán, somiatruites. Duraba seis minutos enteros y yo a penas soporté ese tiempo antes de quedarme dormida. Usaba tenis rojos o botas tipo choper y mi fleco era verde. Vestía sólo de negro, y de ese mismo color pintaba mis uñas y mis ojos. Si hoy hay quien dice que soy degada, en esos tiempos usaba jeans talla 2. Mi nick en internet era Danka y decía que mi nombre real era Diana. No toleraba nada rosa y mucho menos sonriente. Mi mundo se limitaba a grises y negros y vivía a base de donas de chocolate, cerveza, cigarros y café. Mi vida a penas comenzaba y yo ansiaba ver ya su final. Era una niña, pero no toleraba escucharlo y menos que se me tratara como tal. Curioso que a pesar de no querer un día siguiente, me daba por imaginar que un día sería famosa. Como escritora, como pianista o guitarrista o cantante, como pintora; no me importaba cómo. Soñaba con pararme en un escenario un día, dejar de cantar un momento y escuchar que la mitad del mundo conocía una canción que yo había escrito. Escucharlos cantarla. Nunca aprendí a cantar, me rendí con la guitarra y nunca toqué un piano ni con la punta del dedo meñique. Mi guitarra, mi Nanilka, aún hoy sigue almacenando polvo en un rincón de mi closset. Aún canto cuando nadie me escucha, mis uñas están pintadas de rosa y mi cabello conserva su color natural. Me maquillo sólo en situaciones especiales y mis jeans son talla cinco. Me da por pensar que esa adolescente rebelde murió el día que en la zapatería de Coyoacán se quedaron sin panam rojos y yo tuve que comprarme unos morados. Dejé de fumar, aprendí a comer sano y no me arrepiento. Si hay algo que nunca hubiera esperado ser, es precisamente diseñadora. Curiosos giros que da la vida. Es por eso que hoy, escuchando aquella misma canción, me da por preguntarme qué fue de mi, de Danka, de Diana, de la niña medio dark, medio gótica que escuchaba nightwish y no toleraba que se le viera a los ojos. El año se me acaba y a mi me ataca la curiosidad; ¿Qué irá a ser de mi en un par de años? ¿Qué dirá Sofía de treinta años a cerca de esta niña que quiere creerse adulta?

martes, 13 de diciembre de 2011

Escucharte dormir

Te escucho respirar, tranquilo, a mi lado. De vez en vez hay silencios y entonces volteo a verte. Sigues dormido, y yo me aburro, aquí, sola frente a mi computadora. Me quité los audífonos, apagué la música, para escucharte dormir. Dijiste que te despertara en una hora, ya media hora de eso y no me atrevo. No sé bien por qué no me atrevo. No te diré que me gusta verte dormir, la verdad es que me aburro, eso y que tengo ganas de besarte. Traté de besarte hace un rato, creo que pensaste que era un insecto; te sacudiste la cara y te diste la vuelta, y yo me reí -en silencio para no despertarte-. Ya está anocheciendo y yo no sé qué hacer contigo. No sé si debería despertarte, pero tengo ganas de darte un beso.

martes, 6 de diciembre de 2011

Somiatruites

Si tratara de contar la cantidad de gente que ha pasado por mi vida, y se ha marchado, seguramente me volvería loca. No acabaría esta noche de contar todas esas historias y francamente no tengo ganas. Todo se resume a que la gente siempre me ha importado poco, y yo sé que he dicho esto muchas veces antes. Volvería a decirlo, no porque me guste sino porque esa ha sido la condición que ha marcado mi vida desde que era niña. Dejar de comer carne, de tomar, de fumar, no parecen cambios significativos cuando se ven desde afuera, uno no pensaría que esa sería una medida para decir cuánto a cambiado alguien con el pasar de los años. Los cambios que realmente valen, los que realmente importan, son los que se ven desde adentro; los que no se ven pero se sienten. Estaba pensando que tal vez si encontrara a uno de esos fantasmas, de esos humanos que dejaron mi vida años atrás, probablemente no pensarían que he cambiado tanto como he cambiado, que no se darían cuenta, que me tratarían como si siguiera siendo la misma, como si siguiera pensando lo mismo, como si siguiera haciendo las mismas cosas. Supongo que sobra decir que así fue cuando me encontré con uno de ellos en facebook el otro dí: Como mirarse en un espejo por el que el tiempo no pasa, en el que el tiempo se ve congelado. Y déjame decirte, que no me gustó lo que ví, y cuando lo ví por un momento me pregunté si todavía puedo ser feliz, después de todo lo que ha pasado estos últimos meses. Me pregunté si los sacrificios valieron la pena, si me gusta el lugar donde estoy parada. La respuesta a todo fue sí, un sí de esos que van seguido por un "¿En serio me preguntaste eso?".