jueves, 22 de marzo de 2012

El hombre del traje gris



A veces me da por pensar que tal vez, y sólo tal vez, debería dejar de soñar y buscarme un trabajo decente como la gente normal. Vestirme de gris tres veces por semana, hacer ejercicio los sábados de ocho a diez y nunca irme a dormir después de las once. Como la gente normal. La simple idea me aterra, y tal vez por eso me alegra saber que, sin escuela, no me contratan en una oficina. Hoy amanecí con un humor autodestructivo y la sensación ya conocida de que nadie me escuchará.

miércoles, 21 de marzo de 2012

El pasado que me acecha desde el cajón

Hay quien dice que todo miedo se reduce una vez que se le ve de cerca. Es difícil para mi creer esto verdad cuando tantas veces han sido ya las que he lo intentado, las que he visto este miedo particular, desde adentro, desde las entrañas; y cada vez ha sido más vil su tracto digestivo.

Esta tarde, en un vano intento de ordenar el librero blanco, abrí un cajón de esos que uno no abre si no tiene ganas de encontrarse con el pasado, y fue así como me encontré a mi misma tirando mi pasado a la basura. Déjame decirte que no fue tan malo, darme cuenta de que al final una buena parte de ese pasado era ya de por sí casi pura basura. En su mayoría trabajos de la preparatoria, la guía de la UNAM de aquella vez que intenté estudiar artes visuales, un par apuntes de cuando estuve de oyente en la ENAP y cositas que robé de mis compañeros del CETI's cuando me dio por creerme cleptómana. Llegué a la conclusión de que mi miedo al fracaso y ser la vergüenza de la familia, es infinitamente menor que mi miedo a la escuela. La verdad es que no puedo negar que admitirlo publicamente me cuesta trabajo, pero me reconforta saber que nadie que me conoce lee mi blog, y los que sí lo hacen, ya lo sabían. La última vez que traté de hacerme creer a mi misma que soy capaz de terminar (o al menos comenzar) una carrera, fue cuando a mi madre le dio por pensar que tal vez me gustaría ser fotógrafa. Ella no estaba equivocada, al final yo sí. Fueron esas cosas de la Activa de fotografía las que usé para rellenar el espacio vacío que quedó cuando tiré la prepa y la ENAP a la basura, aplazando la fecha, que sé que un día llegará, de tirar también ese pasado tan lejos como me sea posible.


Favor de comentar con gentileza.

viernes, 2 de marzo de 2012

Y sin embargo

Y sin embargo, escuchar Esa canción y mantenerme vacía de sentimientos, aún es todo un reto. A veces, de vez en cuando, todavía me da por preguntarme qué sería de mi si voviera, o si nunca me hubiera ido. No, no me malinterpretes, no pienso regresar. Ayer pensé muy seriamente en ir a buscarte, a propósito, pero como por accidente, para que me vieras hermosa con mi vestido azul y Esa sonrisa que hasta hoy, sólo él ha podido darme. Quería hacerte saber que soy feliz, más feliz de lo que ni tú ni nadie más pudo hacerme. Y sin embargo, no puedo negar que te amé, que te amé en la locura, tanto que pensé que jamás podría amar a nadie tanto como te amé a ti. No tienes una idea de lo feliz que me hizo saber que estaba equivocada, que fuiste solamente un amor de adolescente. Y sin embargo, escuchar Esa canción y no pensarte aún me resuta imposible. Recordar el olor de tu casa, a tabaco y marihuana, las tardes de dominó, los calimochos. Tu voz, esa voz, tu mirada. Dicen que el primer amor no se olvida, y tal vez tengan razón. Y sin embargo, de pensar que te amé, tanto como te amé, y de saber que desperté, que dejé de amarte a ti y todo lo que significabas, me reconforta en el hecho de que crecí, que te dejé atrás y que nunca más volveré.

A veces me da por preguntarme qué hubiera sido de mi, de nosotros, si la historia hubiera sido diferente. Las cosas que me dijeron, ahora sé que fueron mentiras. Y sin embargo te miro, miro hacia atrás y no puedo evitar sentir esa desconfianza que tú mismo creaste en mi. ¿Cuántas veces olvidaste llamarme? ¿Cuántas estuviste demasiado ocupado para pensar en mi? ¿Cuántas novias tuviste mientras no estuve contigo? ¿Cuántas buenas excusas? Yo sé bien que en aquellos días tú también eras un niño, a pesar de ser seis años mayor que yo. Eras un niño y te comportaste como tal. Y yo, siendo niña también, no me di cuenta. O me di cuenta demasiado tarde. Y sin embargo dicen que no hay amor más bravo, más profundo, que el primero, y tal vez tengan razón. Ayer pensé en ir a buscarte, y yo no sé todavía si es verdad que quiero volver a verte, yo qué sé por qué, tal vez sólo saber cómo has estado, tal vez restregarte en la cara lo feliz que soy. Me reconforté de saber que no sé dónde encontrarte, de no tener idea de quién eres hoy, de dónde estás. ¿Sigues estudiando? ¿Acabaste tu tesis? ¿Volviste a La Paz? ¿Te casaste?. Otra cosa que quisiera saber, es si es verdad que quiero saber. Y sin embargo, busco tu nombre en google y me frustra no encontrarte. Y si pongo tu canción, no puedo evitar recordarte. ¿Podríamos ser buenos amigos, como dijimos hace tantos años que podríamos ser?, que deberíamos ser. Yo que sé, si las cosas hubieran sido diferentes, tal vez hoy serías mi amigo. Un día te dije, con esas palabras exactas que tú y yo no podíamos ser amigos, y sin embargo hoy comienzo a pensar que tal vez, y sólo tal vez, me encantaría estar equivocada.