lunes, 1 de octubre de 2012

Maquillaje

Me sobró tiempo en la mañana y no supe con qué llenarlo, me dio pena mi estuche de maquillaje ahí arrumbado por tanto tiempo y decidí abrirlo. Anduve el resto del día sintiéndome como payaso, con una máscara entre mi rostro y el mundo, con una máscara que sonreía cuando yo quise llorar. Me da por fumar de nuevo en estos días fríos de pocos amigos, la escuela me hace daño, yo lo sé. Me es más fácil sonreir cuando estoy de vacaciones. Últimamente se me ocurre que tal vez no debería quejarme de "lo sola que estoy", después de tantos años, viene a resultar que la verdad es que me gusta estar sola (lo que no significa que no me guste la compañía). Yo no sé lo que es ser normal, nunca quise serlo, nunca lo intenté. Mi profesor de no-sé-cómo-se-llama-esa-materia dice que lo normal en los grupos es que se ataque al que es diferente. Recordé que lo dijo un día antes de que me corrieran del equipo en que estaba trabajando, nada más por que sí, porque les caí mal, yo no sé qué les hice. Tal vez no les hice nada, tal vez dije algo que no querían escuchar, tal vez fui grosera sin quererlo, tal vez olvidé algo, tal vez... yo qué sé. Lo normal en mi vida es que no me lleve bien con las mujeres. Lo curioso de ese día es que un humano que antes me había llamado la atención comenzó a seguirme como perrito pensando que me sentiría sola, que me sentiría rechazada. Y tenía razón, pero también estaba equivocado. Desde entonces me sigue cada vez que salgo del salón, y comienza a volverme loca. Pasó también por esos días que me encontré con alguien con quien no esperaba encontrarme. Lo conocí en el CETI's, en esa escuela me mandaron a terapia, y la psicóloga me preguntó si me juntaba con él porque éramos amigos o porque "acompañábamos nuestras soledades". En esa época estaba convencida de que no me gustaba estar sola. Me maquillaba sólo de negro, pero nunca para ir a la escuela, y solía pensar que lo normal debía ser vivir con una máscara, intentando ser normal, intentando no ser yo, porque yo soy rara. Se llama Sergio esa sombra de mi pasado que va a mi salón de vez en cuando a saludarme. Yo no sé si hoy acompañamos nuestras soledades, sé que me gusta estar sola pero que con él, me siento un poquito más acompañada.

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