martes, 12 de febrero de 2013

Daleth

No me atrevo a moverme pensando que podrías asustarte e irte. Cada vez que te acomodas pienso que tal vez te cansaste y quieres volver a ir a recorrer mi cuarto con tus patitas de rata, y dejar en mi pierna derecha un lugarcito frío que te extraña. Estás ahí acurrucadita, me pides que te ponga atención y yo tengo que tomar la difícil decisión entre acariciarte y seguir con la tarea; entonces te quedas dormida bajo mis dedos que te acarician. Y en este momento me pregunto cómo es que Dios permite la posibilidad de un humano que sea cruel contigo.

Será que no es normal tenerle cariño a una rata?

No hay comentarios: