lunes, 4 de agosto de 2014

Todo bien de este lado

Como que todo va y no va, como que no me acostumbro a vivir sin tu consejo. Como que todo lo que hago lo hago mal. No sabes cuánta falta me haces, yo no sabía cuánto te necesitaba. No tenía idea. Aprendo a tropezar con mis propios pies, no veo más allá de mi nariz, todo está nublado y tengo miedo. Todos acá te extrañamos, nadie lo dice claro ni tan seguido, pero a todos nos haces falta. Y ya no sé qué hacer con Gabriel, sigue encerrado en su recámara y se ha vuelto una carga para todos. Gerardo sigue pagando la renta, pero no sé cuánto más vaya a tolerarlo, a tolerarnos. Sé que te ama todavía, se le nota en los ojos, pero sé también que buscará rearmar su vida y mi hermano y yo no siempre cabremos en sus planes. Y eso me da miedo. Me gustaría saber qué opinas de esta idea que tengo de seguir mis sueños a pesar de todo, a pesar del miedo que tengo de morirme de hambre, de seguir dependiendo de otros para llegar a donde quiero llegar. Cuando lo pienso un poco imagino qué dirías, qué dirías hace unos años y qué dirías hace no tantos. Seré honesta contigo, no sé si creería alguna de las dos versiones. No sé si mi necedad es una cualidad de genio o cobardía ante la perspectiva de conseguir un trabajo de mesera. Me propongo trabajar todos los días en los mandalas pero me cuesta concentrarme, me cuesta seguir mis planes y hacer las cosas que se supone que tengo que hacer. ¿Te acuerdas cuando era niña y me dormía tratando de hacer la tarea?, creo que sigo siendo esa niña mamá, pensé que siempre estarías ahí para decirme cuál es el siguiente paso, a quién hablarle, qué decir, qué no decir, recordarme cuándo tenía que hacer las cosas. Sabes que eso nunca se me dio, sabes que me porto como artista y los artistas no sabemos hacer esas cosas. Tú me lo dijiste, y no te entendí, son muchas las frases que recuerdo que dijiste y a penas ahora comienzo a comprender. Hay miles cosas que me hubiera gustado que me dijeras, tantas preguntas que debí hacerte a cerca de mi misma, cosas que tú sabías mejor que yo. Tal vez mi vida sería más fácil, al menos diferente. Creo que todo hubiera sido diferente si no fuéramos tan iguales y tan cobardes, pero todo pasó como pasó y ya no hay mucho qué hacerle. Mi gardenia murió una semana después de que te fuiste, no me he atrevido a vaciar la maceta. ¿Recuerdas cuando me traías gardenias en las noches cuando regresabas de trabajar?, recuerdo que amaba su aroma. Cómo hubiera querido que conocieras a Aldebarán, creo que se hubieran llevado bien. Tiene sólo dos años más que yo, nada más comenzando por ahí sé que lo habrías recibido en la casa. Y hace lo mismo que tú, de hecho hay muchos detalles en los que me recuerda a nosotras dos. Me hubiera encantado escucharlos platicar, sé que se hubieran llevado bien. Te fuiste demasiado pronto mamá, creí que estarías conmigo para decirme si me convenía o no enamorarme de alguien como me enamoré de él. Si creías que me convenía, si hay algo que no estoy viendo y él no es el hombre de mi vida, o mejor, que me dijeras que crees que sí, que sí es él y que no tengo por qué tener miedo. Y no es que crea que no es él, es que me hubiera encantado escucharte apoyarme. Siempre creí que me ayudarías a criar a tus nietos, que me enseñarías a ser madre, que estarías ahí para hacerme una mejor madre de la que fuiste tú. Sé que esa hubiera sido tu intención. Y sé que lloraré como nunca y te extrañaré ese día, sé que ese día aprenderé lo que es dolor. Que me sentiré perdida, tal vez más que ahora, cuando trate de educar a un niño sin tu consejo. No sé qué hacer de mi vida sin tu consejo, ¿Cómo sabría qué hacer con la suya? No sé cómo hacer un curso de mandalas, no sé cómo le voy a hacer para vivir mi vida. Ya veré cómo me las arreglo, yo sé que soy fuerte, ahora te creo eso que decías de que soy más fuerte que mi hermano, ahora comienzo a entenderlo, pero, ¿Crees que haría bien dejándolo a su suerte?, ¿Estoy haciendo mal dejándolo hacer su vida solo como yo intento hacer con la mía?. No soy su madre mamá, no soy tú, y creo que los dos tenemos que aprender a caminar sin tu consejo, sin tu cariño, y que no le hago ningún bien dejándolo depender de mi. Pero no puedo evitar sentirme culpable, es mi hermano, lo amo, hoy sé que sí, pero, ¿Crees que me equivoco?. He cambiado mucho, creo que he crecido, pero sé también que soy una niña y que me falta mucho todavía, mucho qué vivir y qué aprender. Sé que no será fácil, que no era fácil cuando estabas y menos lo será ahora que me has dejado sola. En mi tía no se puede confiar, menos en mi abuela, mi hermano tampoco será de mucha ayuda, sin tí me siento perdida. Eras lo único que me acompañaba en este mundo y te me fuiste, eras mi sostén y mi refugio, y hoy de pronto me siento sin techo, sin dirección, sin camino. Sigo caminando pero avanzo a tientas, tropiezo, caigo. Te extrañé más que nunca el día de mi cumpleaños, no pude salir de mi cama en semanas y tengo miedo porque sé que no es la última vez que pasará. Sé que faltan años para que me sienta segura viviendo sin tí y que nunca dejaré de extrañarte.

Yo no sé si me lees mamá, llevo meses esperándote en mis sueños. Te he inventado varias veces, sé que no eres tú. Ven un día, no espero que respondas mis preguntas, sólo quiero abrazarte.

No hay comentarios: