Había olvidado lo que es esperar en la ventana, esperar a verte llegar. Había olvidado cómo se sentía estar enamorada. Y es extraño, extraño como besar por primera vez, ponerme nerviosa cuando te veo, emocionarme de oir tu voz. Es extraño y debo aclarar que no me gusta. Pero aqui sigo, mirando por mi ventana, pensando que cada coche que pasa podría ser tu chevy blanco, que cada humano que camina por debajo podrías ser tú. No me gusta sentirme como una niña, porque nunca antes me había sentido así. Y cada cinco minutos invade mi mente el pensamiento de que debería estar haciendo algo más, de que estoy perdiendo el tiempo y tengo cosas que hacer; pero mi cuerpo no responde. Y miro la pantalla de mi lap a momentos y a momentos me asomo a buscarte. Y el corazón se me escapa por la boca cuando pasa un chevy blanco, y luego duele un poco cuando me doy cuenta de que no eres tú. Y luego persigo con la mirada dos mariposas blancas que se persiguen una a la otra y te sigo esperando. Y luego pasa otro chevy, tardo demasiado en darme cuenta de que ni siquiera es blanco.
Dijiste que vendrías pero no dijiste a qué hora. No te dejaré volver a hacer eso.
2 comentarios:
Ay, esta ventana tuya me ha contagiado.
Lindo y nostálgico post. Saludos!
Intrépida ventana la suya que es testigo de un cálido efecto de espera agridulce; pero las esperas que tiene recompensa con una llegada simple y fastuosa valen muchos buenos recuerdos.
Saludos.
Viaje [x] la colgadera
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