A veces me parece curiosa la forma en que cambia cómo escribo
dependiendo de mi estado de ánimo. Hay ciertos estados en los que tengo
tantas cosas qué decir en la cabeza, que no encuentro forma de
ordenarlas, de decirlas. Es como si mis dedos de pronto comenzaran a
vomitar símbolos mezclados con letras, que entiendo yo pero nadie más, y
así no tiene caso escribirlas. Algunas veces lo hago de todas formas y
cuando releo y trato de corregir, es como si sólo supiera o quisiera
decir /(%( aogh ·%/(%&%)/(&()/() gigfifgauiy (/&&
fedfah. Debo decir que es bizarramente divertido, pero sobre todo es
frustrante, me hace enojar más de lo que logra tranquilizarme, me siento
como una rata enjaulada, encerrada, como si mi mente quisiera de alguna
forma escapar de la prisión de mi cerebro. Supongo que, como mero
ejercicio psicológico, como era cuando comencé a escribir, valdría la
pena publicar mis sopas de letras con la remota esperanza de que alguien
lo entendiera, o tal vez sabiendo que nadie lo entenderá y
reconfortándome en ello. Yo qué sé, al final no es tanta la diferencia.
Tal vez mi blog es justo como el libro de marinero, que al terminar de
escribir, al fin y al cabo, acabará en el fondo del océano. No, no digo
esto con el afán de rogar por un comentario ni mucho menos, eso es algo
que yo no haría en mi sano juicio. Es sólo que tal vez no soy tan
diferente de los adolescentes que amenazan con suicidios con la simple y
llana intención de llamar la atención. Esperar un comentario en mi blog
es como esperar a que suene mi celular o el timbre de mi casa. Rara vez
pasa, y cuando pasa, pocas veces es una buena sorpresa. No, tampoco
quiero decir que no suene, suena de vez en cuando; vendedores, testigos
de jeova y una que otra visita previamente anunciada. ¿Qué le voy a
hacer? me gustan las sorpresas. Igual sorpresa se ha vuelto últimamente
recibir un comentario esporádico en alguna entrada de mi blog; ¿Será que
no escribo tan bien como pienso y lo mío es pura sobrebia? En eso no
puedo estar equivocada, lo mío, es pura soberbia. Pero, hey!, conozco
gente con más soberbia que yo que no tiene que rogar por un comentario,
por una llamada, por una visita. Ya lo dije antes, tal vez yo así lo
quise. Es sólo que he pasado tanto tiempo sola (o mal acompañada) que
siento que es egoista de mi parte pedirte que estés aquí cuando te
necesito.
Prendí el calentador hace media hora pensando en mojarme, comienza a
llover y me pregunto qué tan mala idea sería bañarme bajo la lluvia,
como cuando era algo más joven y no me molestaba del todo el frío, ni el
agua, ni la tierra mojada. Tal vez es mucho pedir que pase algo, que me
pase algo que valga la pena. Tal vez cometo un error esperando en mi
cuarto a que la alegría aviente piedritas a mi ventana. Es como si toda
mi vida la hubiera perdido esperando, y esprando. Y sigo esperando y no
pasa nada. Pero cuál es la diferencia, si, de todas formas afuera
llueve, y cuando llueve, el mundo se detiene. Ya nadie vendrá, ni sonará
mi celular ni el timbre de mi casa. Y, ¿Qué tanta es la diferencia
entre yo y uno de esos niños emo que tienen blogs para lamentarse de su
soledad, para sentir pena por ellos mismos? ¿Que yo sé poner acentos y
ellos no? ¿Que yo no salgo a embriagarme y ellos sí? ¿Que ellos tienen
amigos y yo no? A veces me da por pensar que tal vez me gustaría
aprender algo de ellos.
... nd i've got a strong urge to fly... but i have nowhere to fly to...
2 comentarios:
Esperar no siempre es la respuesta.
Esperar sólo te hace esperar y ver como el tiempo erosiona al mundo, mientras permaneces paciente, en la misma espera en la que comenzaste.
Esperar, no te da una solución. Esperar sólo te deja con más dudas.
Tengo una pregunta en la cabeza, misma que ha circulado en mis pensamientos toda una vida.
¿ Qué pasaría, si rompiera las cadenas y saliera al mundo?
¿Qué pasaría si tomará lo que quiero sin importar nada?
Más sin embargo son preguntas, que no me atrevo a responder, son enigmas que no me atrevo a resolver.
Seguramente tú también estas preguntandote eso mismo, mientras yaces esperando.
La pregunta más asombrosa, sería.
¿Qué es lo que espero?
Gusto en leerte denuevo.
Entre la soberbia y el temor nos encerramos, nada sucede sino hasta que decidamos crearlo.
Conste que lo digo con mucha empatía, pues buena parte de mi vida la había vivido parecido a lo que narras.
Y si ahora estoy sola, es porque me gusta soledad.
Salu2!!
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