Cuando uno vive nómada se acostumbra a vivir con la vida empacada. Antes me emocionaba la idea, me daba por pensar que tal vez, sólo tal vez, el siguiente lugar sería mejor que el anterior. Siempre estuve equivocada. Tal vez se me olvidó que el hogar es aquél en el que están los seres a los que se ama. Y aún hoy, cuando mi familia se siente un poco incompleta, seguiré estando ahí en donde pertenezco.
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