Recuerdo mis sueños de cuando era más joven, yo quería ser famosa, quería que todos supieran mi nombre. Quería que un día uno de esos niños pendejos que me insultaron en la escuela, vieran un espectacular con mi nombre, mi foto, yo, sonriéndole a la ciudad completa. Quería causarles envidia, admiración. Y pensaba que eran sueños tontos, de esos de los que uno debe olvidarse cuando le llega la hora de madurar. Quién iba a decir que mi hora de madurar sería la misma en que debo buscar esa fama. No pensé cuando era niña que esa fama me dejaría sin un refugio. Cada vez que escribo mi nombre en un sitio público, cada vez que le pido a alguien que comparta mi publicidad me siento un poco más expuesta, más vulnerable. No sé si estoy lista, no sé si algún día lo estaré.
... porque se puede hacer realidad...
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