Es una cosa curiosa, esto de escribir. Recuerdo vagamente las primeras cosas que escribí, recuerdo poco de las palabras, pero mucho del momento. Era mala, y mala de veras, a pesar de que no escribía por accidente. Sabía lo que hacía, pero no sabía por qué lo hacía. Primero fueron hojas sueltas, hojas arrancadas de cuadernos, de la secundaria. Luego compré un cuaderno, scribe, tamaño francés, cuadro chico, de esos que tenían (o tienen) la portada de plástico, azul. Tenía mala letra, mala sintaxis, pero nunca mala hortografía. Y tenía muchas ganas de conocer el mundo, pero demasiado miedo. Miedo de ese que consumía, desde adentro, como fuego. Fuego negro, o más bien vacío, vacío absoluto. Curioso que fue precisamente ese vacío el que me hizo comenzar a crear. Crear para llenar un vacío, hambriento, desesperado y desalmado, que jamás se cansó de comerme desde adentro. A veces me sorprendo, me sorprende mi memoria. La verdad es que no estoy muy segura de por qué tengo ese apego a recordar, aún sabiendo en el fondo que mi memoria no me traicionaría, que hasta la fecha no lo ha hecho. Ya no le llamaré miedo, porque no me gusta la palabra. Aún recuerdo con claridad el día en que compré ese cuaderno. No sé cuándo fue, ni quiero saberlo, pero recuerdo dónde, cómo y para qué. En esa época pensaba que sería genial saber música, estudiar guitarra. Creo que lo dije antes en otro blog, mi sueño basado en no tener sueños. Quería comprar una camioneta, tomar mi guitarra y largarme, olvidarme del mundo. Y ese cuaderno debió haber sido mi primer cuaderno de música. No lo fue, por obvias razones.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces, he cambiado en formas que muchos de los que conocí antes del primero de agosto, ni siquiera podrían imaginarse. He cambiado porque yo así lo quise, y te diré que no fue fácil, no tenía por qué serlo. Las calles ya comienzan a pintarse de navidad, en los supermercados ya ponen villancicos y adornos para árbol de navidad. Comienza a oler a pino y la gente comienza a comprar regalos. Este año se acaba y yo no sé cómo es que pasó, cómo es que el tiempo pasa tan de prisa. Yo no me di cuenta, o tal vez no quise darme cuenta. El tiempo se me escapa entre los dedos, y cada día me siento más lejos de donde nací. Es como si las fotografías en mi mente poco a poco fueran desvaneciéndose, dejando paso a nuevas tal vez, pero aún desvaneciéndose. El tiempo pasa, me arrasa, me deshoja como árbol en otoño, y a mi no me queda más que dejar que me desnude. Ya vendrán otros otoños, otras navidades. Y yo seguiré aquí, frente a mi computadora.
Para todos aquellos que no lo saben, si un día me marcho, aquí seguiré irinkah@hotmail.com
4 comentarios:
El deseo de escapar, hacerse invisible,es mas fuerte en el otoño, apoyado en gran medida por el efecto de "sentirse niño" que otorga la navidad y sobretodo la pre-navidad.
Yo recuerdo las primeras cosas que leí de ti, recuerdo otro año que se sintió mas vivo y mas largo, sobretodo menos inútil que este.
Amanera de post data:
Mi letra,
mi sintaxis y
mi ortografía:
Siguen siendo asquerosas.
Lo único que permanece es el cambio. Todo está en movimiento todo el tiempo. Y eso me alegra. Qué aburrido ser la misma siempre, que horrible todo el tiempo alegre, todo el tiempo triste, todo el tiempo flaca, gorda, de pelo rosa, de pelo largo, los mismos libros, la misma música, la misma casa, las mismas calles, el mismo pan, la misma ropa, la misma taza de café, la misma lámpara que alumbra, los mismos amigos, el mismo clima, el mismo sabor, los mismos besos. Todo pasa, todo muda, todo cambia. Uf, qué alivio.
Una rolita que me gusta mucho. Es casi himno.
Todo cambia, por Mercedes Sosa
Cambia lo superficial
Cambia también lo profundo
Cambia el modo de pensar
Cambia todo en este mundo
Cambia el clima con los años
Cambia el pastor su rebaño
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño
Cambia el mas fino brillante
De mano en mano su brillo
Cambia el nido el pajarillo
Cambia el sentir un amante
Cambia el rumbo el caminante
Aúnque esto le cause daño
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia el sol en su carrera
Cuando la noche subsiste
Cambia la planta y se viste
De verde en la primavera
Cambia el pelaje la fiera
Cambia el cabello el anciano
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño
Pero no cambia mi amor
Por mas lejo que me encuentre
Ni el recuerdo ni el dolor
De mi pueblo y de mi gente
Lo que cambió ayer
Tendrá que cambiar mañana
Así como cambio yo
En esta tierra lejana
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Pero no cambia mi amor...
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