¿Qué tan lejos se puede llegar con mil pesos en la bolsa? ¿Qué tan lejos se puede llegar en este mundo maldito en el que no hay tiempo para volar?. Acostúmbrate a vivir con los pies en la tierra, me dicen. Acostúmbrate porque en esta escuela clase mediera solo aspiras a ser uno más, otro hombre de traje gris. Me dicen que debo trabajar duro y sacrificar todo para ser algo decentemente aceptable, que lo mejor es ser normal y acostumbrarse a ser mediocre. Y me odio a mi misma por empezar a pensar que tal vez tienen razón. Tal vez tienen razón. Tal vez debería acostumbrarme. Al menos así, probablemente, ya no me sentiría tan frustrada, como siempre, lo más fácil es rendirse. Pero, cómo le explico a mi corazón? ¿Cómo les digo a estas alas, que se corroen de tanto esperar, que ya no me quedará tiempo para esas cosas? ¿Cómo me despido de ese cielo azul que tanto tiempo me invitó a escapar?. Qué más da, si esta ventana mediocre sólo da al cubo de luz. Qué más da si tal vez es así la vida. Tal vez es así la vida. Desperdicié mi tiempo soñando con volar, pero fui demasiado cobarde para realmente escapar cuando tuve el tiempo, cuando tuve la libertad, antes de estrellarme contra el piso y dejar que mis alas se rompieran. No, no soy fuerte, nunca lo he sido. Fui cobarde y me encerré en mi recámara a llorar, eso no es fortaleza, nunca lo ha sido. Es sólo estupidez. Sólo cobardía.
2 comentarios:
Uno es valiente cuando, sabiendo que la batalla está perdida de antemano, lo intenta a pesar de todo y lucha hasta el final pase lo que pase. Uno vence raras veces, pero alguna vez vence.
"Matar un ruiseñor"-Harper Lee
Cobardía/Valentía... Esas correlaciones binarias no me satisfacen; no cuando tantas letras entran en juego. Y con letras quiero decir sentimientos, ideas, nociones, concepciones, antologías de sueños, y una cantidad más de significados y significantes. No crees en tu fortaleza, que es distinto (te gusta menospreciarla, lo sé); te apoyas mucho en la cobardía cuando puede ser un estado de ánimo (o de ser) malinterpretado, juzgado y sojuzgado ante una carga impuesta por la búsqueda de comodidad. Esa sensación de alivio que te deja el no enfrentar algunas (muchas) cosas. Yo creo que esos temblores en tus manos eran la evidencia de esa luchar entre los momentos que crees cobardes y tu fortaleza queriendo emerger victoriosa. Pueden perderse batallas, pero esas duran toda la vida. Levanta de nuevo esas manos temblorosas y aprieta los puños para tomar las riendas de tu corazón, gentilmente, al unísono.
Lobo
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