Son curiosas las diferentes formas que he encontrado de viajar en el tiempo. Esta mañana decidí dedicar mi tiempo de ocio, un día de mis vacaciones, a vaciar mis carpetas de música de mi vieja lap a mi disco duro, música que solía ser mía y ahora recuerdo sólo vagamente. Antes se me había ocurrido pensar, erróneamente, que perder mi música sería perder mi identidad, y por ello tuve alguna vez tanto afán en querer escribir una lista de canciones mías por si algún día se acababa el mundo. Tal vez aún lo haga, y le llamaré ocio, pero nada más. Es raro, reencontrarme con una Irinkah que murió hace ya varios años, junto con mi yo adolescente de cabello arcoiris y uñas negras. Se me antoja ajeno todo este mundo de clasificaciones precisas y orden exagerado que noto en carpetas que son ahora para mi desconocidas, que solían ser mi mundo entero, junto a unos cuantos contactos de MSN que eran toda mi vida social. Qué triste vida llevaba, ¡Cómo es que entonces no me daba cuenta?. Tal vez sí, me daba cuenta, y lo aceptaba, y así lo quería. Es como hojear en la vida de una desconocida que agonizó en silencio por cortesía. Lo dudé más de una vez antes de comenzar a copiar esta música vieja a mi nuevo disco duro, como si esa vida pasada mía pudiera contaminar de alguna manera mi nueva vida feliz y reluciente, como quien entra con los pies sucios a una casa de gente burguesa y bien educada. Escribo de nuevo en la computadora en la que ordené y escuché durante aquellas noches esta música que hoy se me antoja extraña y oscura, y no logro escapar de esta sensación de repudio hacia mi Shihiro que alguna vez tanto amé. Ya no puedo, me siento como usando la computadora de un difunto después de su funeral, como la falta de respeto del familiar chismoso que entra a la recámara y se acomoda a hojear en su diario sin consentimiento, o como rescatando lo poco que queda útil en la habitación de un enfermo terminal, a la que se entra en silencio y de puntitas para no incomodar. Puede sonar a que exagero, pero es sólo una sensación, una sensación nueva y desconocida, de esas que tanto me gusta explorar. Y son más de dosmil seiscientas canciones, es difícil no hacer ruido al teclear, pero en algo hay que pasar el tiempo.
Me pregunto si habrá forma de borrar todo lo que traen adjunto las canciones viejas que acabo de poner en winamp. Todos sus recuerdos y recobecos, las cosas que les fueron adjudicadas, por mi o por algún conocido, aquél día que se me ocurrió decir que Winamp conspiraba en mi contra. Hoy, después de más de un año de no escuchar mi música, se ha vuelto toda una gran masa de "canciones para viajar en el tiempo", sin sentido ni dirección ni alguna clase de orden que se les pudiera imponer. Tal vez, sólo tal vez, si las escucho lo suficiente, una y otra vez, todo vuelva a perder sentido.
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