viernes, 23 de mayo de 2014
Una lluvia de estrellas más
Me es difícil no dejarme caer. Un día de descanso es una buena excusa para dos días de descanso y dos días son suficientes para perder la rutina. Me caen mal las rutinas per me culpo de no seguir las que yo intento imponerme. Me culpo por muchas cosas, me culpo de haberme dejado caer. Podría ser peor, me digo, pero mi cabeza no logra rearmar los pedazos para recontinuar con esa vida feliz y estable que mantuve por unos meses hace unos años ya hora se ve tan lejana. Me siento regresando a mi adolescencia, esos días en que era incapaz de levantarme de mi cama y hacer algo por mi misma, incapaz de ordenar mi restirador y sacar un papel con su pedazo de carbón. Lo que sea, cualquier cosa. Mantengo el desorden en mi recámara porque no haré nada de todas formas y no hago nada porque el desorden no me deja. Siempre es más fácil escapar, me gustaría que mis escapes fueran algo más productivos. Me siento encerrada en esta vida, en mi recámara que antes fue mi refugio. Me siento invadida de realidad. Invasiones que poco a poco se van haciendo costumbre. Y me culpo por acostumbrarme a ceder, a reemplazarme con una marioneta que ya no sabe cómo decidir de qué color quiere vestirse hoy. Tengo que escapar, tengo que romper todo lo que soy para reinventarme, necesito morir para renacer después. Necesito morir ahora.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario