jueves, 5 de junio de 2014
Para que no se me olvide quién soy
Me gusta el morado porque es la mezcla de dos colores que se contradicen. Amo las contradicciones, y mi mes favorito es septiembre, porque también lo odio. Como esquites sólo por el caldo, y es lo único que me gusta sin queso. Amo mi bicicleta porque es lo más cerca que he estado nunca de sentir que vuelo. Casi todas mis cosas importantes tienen nombre y les digo por su nombre en lugar de decir el nombre del objeto. Me gustan las cosas divertidas pero creativas, no las que dicen que son divertidas pero son tontas. Jamás me verás entrar a un antro, ni por accidente, pero algunos bares son divertidos. No hay nada que ame más que el agua, en cualquiera de sus presentaciones, y amo que llueva cuando salgo a andar en bici. Cuando compre una casa, no quiero sea una sin alberca. Digo mentiras de vez en cuando porque me da miedo que los que me conocen vean mi lado oscuro. Mi lado oscuro también es divertido. Me gustan cantar pero hacen falta unas cervezas para que lo haga en público. No me gustan las canciones que no puedo cantar. Cuando era niña, mi mamá decía que soy una flor, porque a cada rato se me paraban encima colibríes y mariposas. Me divierte encontrar errores de ortografía y criticar todos los diseños que veo. Sé que soy bonita, pero cuando me siento triste no me gusta lo que veo en el espejo. Muerdo. Todavía fumo de vez en cuando y siempre me arrepiento. Sólo fumo cuando me siento triste, pero también me gusta tomar cuando me siento bien y no me gusta tomar sin fumar. Uno de mis mayores traumas es que cuando tenía diez años casi llegué a la cruz del marquesado en el Ajusco, pero me quedé a 100 metros por tonta. No puedo dejar de meditar porque me deprimo. Cuando era niña nunca jugué con otras niñas, sólo con niños, y hasta la fecha no entiendo a las mujeres. Me choca usar maquillaje pero lo hago cuando me siento insegura. Me gusta sentirme ignorante porque así no reconozco mis límites y me hace sentir que no los tengo, y cuando los descubro me gusta romperlos. Me encanta hacer las cosas que la gente normal dice que no deben hacerse, muchas veces nada más por joder, por eso puse una canción de Deff leppard en el funeral de mi mamá. Casi nunca me enojo, pero no quieres verme enojada. La razón por la que pinto y no estudié música es porque siempre sentí que la voz de la guitarra era triste y los colores hacen sonreir. Los dos aromas que más amo en el mundo son el de la lluvia y el de las gardenias. Cuando era niña mi mamá me llevaba gardenias para mi recámara. Odio, odio, odio, odio pisar caracoles cuando salen en la lluvia. Cuando era niña quería ser veterinaria, cuando caí en cuenta de que es ver animales enfermos quise ser bióloga, luego quise aprender música y viajar por el mundo con mi guitarra. Siempre pensé que mi mamá no me conocía y cuando murió me enteré de que sabía todo de mi. Me es más fácil comunicarme con plantas o animales que con seres humanos. Me gusta dar abrazos pero es poca la gente que tolero cerca de mi. Siempre en navidad hago una sopa que nunca he probado. Cuando era niña mi familia pensaba que tenía retraso mental porque no podía hablar bien, de hecho, no pude hacerlo hasta por ahí de los 20. Siempre he estado obsesionada con volar, y siempre me he culpado por no tener el valor de intentarlo.
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