sábado, 15 de febrero de 2014

Now repeat after me... i am free

Mi madre, hoy después del desayuno, me preguntó si acabaría la carrera dentro del próximo año, le respondí que probablemente no. Luego su novio me preguntó si tendría hijos dentro del próximo año y mi madre no me dejó contestar, dijo que no podía influir en mi vida así. ¿Entiendes qué quiero decir?

Miedo sobre miedo

Tengo tantas cosas qué decir que no sólo no sé por dónde, si no tampoco si quiero empezar. En casa dicen que soy la última cuerda, la única que no ha perdido la cabeza. Yo no sé qué pensar de eso, es como cuando te lastimas con la ropa y de tanto que te sigues lastimando el mismo lugar de pronto ya no sientes dolor. Mi hermano se encierra en su habitación a jugar en la computadora, el novio de mi madre se dedica a trabajar y no hace otra cosa, no duerme, come poco. A mi de vez en cuando me dan mini ataques de pánico, poco tardo en descubrir que no tengo a dónde correr. Fumo de más y esa es la única manera en que me he permitido escapar. No es suficiente. No sé si extraño esos tiempos en que las noches eran sólo para mi y nada más, que si se me antojaba robarme los licores de mi madre nadie se daba cuenta. Sentía que era el humano más desdichado del mundo, el más solitario. No diría que estaba equivocada, pero sí que no tenía idea de qué es en realidad tener miedo. Siento que no es la primera vez que digo algo parecido, eso sólo me da un poco más de miedo, que parece que el miedo se va acumulando y a medida que voy creciendo los miedos se van haciendo más grandes, alimentados de miedos nuevos que se juntan como bolas de barro que caen unas sobre otras, van formando monstruos. He escuchado historias de gente que muere de cáncer, dicen que no es bonito. Mi bisabuela, según me dicen, murió en su cama una noche que simplemente se quedó dormida y ya no despertó, así, sin gritos ni llantos, una muerte pacífica que llegó sin anunciarse. Tenía los ojos color violeta, violeta jacaranda. Así quiero morir yo, en silencio y antes que todos mis hijos. Si mi abuela fuera un ser por el que pudiera sentir compasión, este sería el momento. Nadie debería ver morir a sus hijos. Es lo normal que sean los hijos quienes vean morir a sus padres. Era muy niña cuando murió mi papá, hoy no sé cómo se supone que debería sentirme, en casos como este, no querría jamás dejar de ser una niña. Todos somos demasiado jóvenes, siempre, toda la vida, para ver morir a nuestras madres. Un día de estos podría pasar que ya no importe si me robo los licores de mi madre porque al parecer esa será mi única herencia. ¿Qué clase de entierro le das a alguien que toda su vida odió a la iglesia y todo lo que representa?, ¿Cómo se supone que decide uno qué hacer cuando alguien muere?, ¿Qué tan estúpidamente egoista debe ser uno para que, cuando es ella quien está muriendo, todo lo que me importa es que yo sufro?, que yo soy demasiado  niña para todo esto. Y sin embargo me piden que me ponga de pie y sea yo quien se encargue de las cosas importantes porque, a pesar de todo, soy la única que aún no se ha derrumbado. Tal vez es sólamente que sigo en etapa de negación, no que sea más fuerte sino más necia, más aferrada a esta ingenua mente mía que intenta convencerme de que todo estará bien.

domingo, 2 de febrero de 2014

Cosas que cambian con el tiempo

A una semana del evento sigo logrando cayar esa voz que solía hacerme enrar en pánico y escapar. Curiosamente, por primera vez en mi vida, no tengo ganas de escapar. Supongo que hay cosas que sí cambian, tal vez ahora sí, ya no soy la misma de antes. No me habría reconocido saliendo en la tele sin tartamudear, sin salir corriendo para buscar dónde esconderme, hace unos dos años. Supongo que tener a mi lado a mi madre y mi novio me dio fuerzas, tal vez me hizo encontrar aquí adentro fuerzas que no sabía que tenía, la fuerza suficiente para vencerme a mi misma. No sé si decir que me siento orgullosa de mi, no porque no crea merecerlo, sino porque la razón de que haya llegado hasta aquí ha sido porque me he  obligado a no pensar en el futuro, es un éxito basado en la inconciencia voluntaria. Si lo hubiera hecho, si hubiera pensado un poco de más, seguro ya me habría derrumbado. Pero no, sigo aquí de pie. No sé si muriendo de pie como los árboles o descubriendo que tal vez este árbol nunca estuvo muerto en realidad. No sé si sea fuerza o simplemente con tantas cosas qué preparar no he tenido tiempo ni siquiera de ponerme a pensar en el futuro ni de recordar el pasado, pero ya casi acabo, ya casi está listo todo para el evento. Y contrario a lo que pudiera haber pensado que sentiría, estoy emocionada. Es más la emoción que el miedo, y eso es nuevo. No me había planteado qué expectativas tendría, no hasta este momento, ni siquiera me había preguntado qué haré con mi vida después del 9 de febrero. Tal vez trate de regresar a la escuela... probablemente no. Tal vez esta vez si haga todas esas cosas que he dicho que quería hacer, ponerme a pintar las cosas que sueño e ilustrar mis malas metáforas. Yo que sé, tal vez vuelva a ser la misma de antes y encuentre una buena razón para escaparme del mundo, esta vez con un poco de dinero, y me de por volar lejos para descansar un poco de este mundo maldito que esta vez ha encontrado la manera de comerme viva, haciéndome creer que hago lo que me gusta, cuando en realidad sin darme cuenta me voy convirtiendo cada vez un poco más en algunas de esas cosas que odio de la humanidad.




Tal vez hay cosas que sí cambian con el tiempo, pero,
me estaba preguntando si será posible que un día de
estos se me olvide quién soy, y me convierta
sin ser mi intención en otro zombie de traje gris.