jueves, 1 de mayo de 2014

Mamá

A veces todavía espero que por alguna razón misteriosa, inexplicable, te levantes de la cama brincando, que de pronto te sientas mejor y tengas hambre y comas y sonrías como antes. Tu sonrisa siempre me dio fortaleza, confianza. Nunca te dije cuánto te admiro. Cuando era niña quería ser como tú, me esforzaba por imitarte. Luego oí por ahí que los jóvenes reniegan de sus padres, y yo pensé "No, yo no, yo quiero ser como ella". Lo que me tomó unos años fue descubrir que no tenía que esforzarme para parecerme a ti, que aprendí más de ti de lo que pretendiste enseñarme pero menos de lo que me hubiera gustado.Creo que siempre creí que estarías ahí toda mi vida para darme consejos, que tú me enseñarías a criar a mis hijos como me criaste a mi. Yo sé que te arrepientes de cómo me educaste, de las cosas que me enseñaste, pero tampoco te dije lo mucho que te agradezco por darme la oportunidad de ser yo misma, me enseñaste a confiar en mi más que nadie que pudiera dar órdenes y que no siempre es la "gente importante" quien tiene la razón. La persona más inteligente que conocí en mi vida no terminó la preparatoria y fue capaz de llegar más lejos que muchos otros. Pero, más allá de eso, fue esa capacidad de amar inigualable, incondicional, infinita. Me enseñaste que las ratas saben más de amor que los seres humanos y también me enseñaste a amar como rata. No creo que haya nada más importante que eso.

Es fácil desilusionarse de este mundo y entiendo la decisión que tomaste. Nunca te culpé por nada, cada detalle de esta vida tenía que haber sido como fue para que hoy yo sea quien soy, y lo agradezco. Yo sé que hiciste lo mejor que pudiste y no hay nada que yo hubiera querido diferente. Cuando hiciste no sé qué meditación para acortar la línea de tu mano yo creí que acortarías unos pocos años, que aún conocerías a tus nietos, que no era posible alterar tanto la vida. Pero tú tuviste ese poder y creí también que tú tendrías el poder de deshacerlo, de escuchar las palabras de los que te dijeron que podías alimentarte de prana, pero fue tu decisión no hacerlo, y no te culpo, aún cuando no puedo decir que no voy a extrañarte. Yo sé que siempre me harás falta, que nunca dejaré de amarte y que te seguiré viendo cada vez que me vea en el espejo. Sé también que esta vida es pasajera y que probablemente pronto seremos ratas juntas y seremos amigas, hermanas, madres, hijas varias veces más.

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