sábado, 5 de marzo de 2011

Y si las fotos hablaran...

Las noches en que llueve y hace mucho calor; las primeras lluvias de la primavera. Las burbujas, cuando flotan, duran más de lo esperado y sin avisar, se rompen. Las nubes, los atardeceres rosas, y ese momento preciso en que el cielo es del mismo azul que mi azul favorito. Las gardenias, por su olor y su forma, y los tulipanes, por sus colores caprichosos y las formas curiosas de las puntas de sus pétalos. Las fotos viejas, y los tesoros antiguos de gente que no conocí. El olor del café, una buena taza de buen café, no cualquier café. Los músicos callejeros, cuando matizan con sus sonidos exóticos las calles de mi ciudad, Y las noches en que llueve y hace frío, y las tardes en que llueve y hay sol, y las mañanas que amanecen nubladas, con olor a lluvia. Y el olor de la lluvia. Y los colores de la lluvia. Los bosques, con todas su criaturas extrañas, sus colores, sus olores y sus sonidos. Y los cactus, y las plantas que huelen y las que no, las que tienen flores y las que no. ¿Porqué será que las quiero más a ellas que a los seres humanos?... y los perros en la calle que sonríen como si nada malo fuera nunca a pasar. Y los costales de granos que se dejan ser toqueteados, y la sensación que causa hacerlo. Y es que si las fotos transmitieran tacto...

Las calles de mi ciudad, cuando las espío sin que lo noten desde la ventana del autobús. Ir a toda velocidad en un coche descapotable, cantando y sabiendo que nadie más escucha. Y los rostros de los niños que aún no conocen sus propios nombres, cuando me miran hacerles caras mientras sus madres miran a otro lado. Y la comida, ese atún en hierbas extrañas de aquél lugar de Coyoacán. Y el sonido de los grillos en las noches en que llueve. Y las noches en que llueve y hace calor, dejar la ventana abierta y dormir arrullada por los grillos. Ay, y es que si las fotos tuvieran sonido...




No hace falta adivinarlo...
hoy llovió.

1 comentario:

Aseret dijo...

Las fotos transmiten mucho, sólo es cuestión de dejarse llevar.

Y de repente, puedes sentir la brisa del mar, el rocío en las plantas o palpar las lágrimas de los heridos en las catástrofes.

Salu2