martes, 24 de febrero de 2015

El colibrí que no aprende a volar

Ya vinieron a llevarse los rostros tristes de mi pasado. Dos bolsas negras y una caja grande llenas de recuerdos, de etiquetas que no fueron mías desde el principio y una que otra cosa vieja que no valió nunca nada y vale aún menos ahora. No supe cómo hacer que se llevaran también mi tristeza, pero me dejaron la ardilla en la pared.

Y yo me siento tan idiota. ¿Qué será de mi?, de mis miedos, mis tragedias. Estoy cansada y tengo miedo, estoy cansada de tener miedo. Y de no ser capaz de volar sobre los cables y encontrar mis nubes de algodón de dulce. ¿Te conté ese sueño?, cierto sueño recurrente que tengo en el que vuelo pero me da un miedo terrible subir más alto, caerme. así que me enredo entre los cables de luz y al final no vuelo. También estoy cansada de las pesadillas, y de los monstruos. Esos malditos monstruos. Y ya no sé qué pedirle a la vida. Ya no sé cómo escapar, no sé cómo aprender a volar. Ya no sé si quiero aprender a volar.

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