sábado, 5 de mayo de 2012

0 cosas que tengo que decirte

A veces me parece curiosa la forma en que cambia cómo escribo dependiendo de mi estado de ánimo. Hay ciertos estados en los que tengo tantas cosas qué decir en la cabeza, que no encuentro forma de ordenarlas, de decirlas. Es como si mis dedos de pronto comenzaran a vomitar símbolos mezclados con letras, que entiendo yo pero nadie más, y así no tiene caso escribirlas. Algunas veces lo hago de todas formas y cuando releo y trato de corregir, es como si sólo supiera o quisiera decir /(%( aogh ·%/(%&%)/(&()/() gigfifgauiy (/&& fedfah. Debo decir que es bizarramente divertido, pero sobre todo es frustrante, me hace enojar más de lo que logra tranquilizarme, me siento como una rata enjaulada, encerrada, como si mi mente quisiera de alguna forma escapar de la prisión de mi cerebro. Supongo que, como mero ejercicio psicológico, como era cuando comencé a escribir, valdría la pena publicar mis sopas de letras con la remota esperanza de que alguien lo entendiera, o tal vez sabiendo que nadie lo entenderá y reconfortándome en ello. Yo qué sé, al final no es tanta la diferencia. Tal vez mi blog es justo como el libro de marinero, que al terminar de escribir, al fin y al cabo, acabará en el fondo del océano. No, no digo esto con el afán de rogar por un comentario ni mucho menos, eso es algo que yo no haría en mi sano juicio. Es sólo que tal vez no soy tan diferente de los adolescentes que amenazan con suicidios con la simple y llana intención de llamar la atención. Esperar un comentario en mi blog es como esperar a que suene mi celular o el timbre de mi casa. Rara vez pasa, y cuando pasa, pocas veces es una buena sorpresa. No, tampoco quiero decir que no suene, suena de vez en cuando; vendedores, testigos de jeova y una que otra visita previamente anunciada. ¿Qué le voy a hacer? me gustan las sorpresas. Igual sorpresa se ha vuelto últimamente recibir un comentario esporádico en alguna entrada de mi blog; ¿Será que no escribo tan bien como pienso y lo mío es pura sobrebia? En eso no puedo estar equivocada, lo mío, es pura soberbia. Pero, hey!, conozco gente con más soberbia que yo que no tiene que rogar por un comentario, por una llamada, por una visita. Ya lo dije antes, tal vez yo así lo quise. Es sólo que he pasado tanto tiempo sola (o mal acompañada) que siento que es egoista de mi parte pedirte que estés aquí cuando te necesito.


Prendí el calentador hace media hora pensando en mojarme, comienza a llover y me pregunto qué tan mala idea sería bañarme bajo la lluvia, como cuando era algo más joven y no me molestaba del todo el frío, ni el agua, ni la tierra mojada. Tal vez es mucho pedir que pase algo, que me pase algo que valga la pena. Tal vez cometo un error esperando en mi cuarto a que la alegría aviente piedritas a mi ventana. Es como si toda mi vida la hubiera perdido esperando, y esprando. Y sigo esperando y no pasa nada. Pero cuál es la diferencia, si, de todas formas afuera llueve, y cuando llueve, el mundo se detiene. Ya nadie vendrá, ni sonará mi celular ni el timbre de mi casa. Y, ¿Qué tanta es la diferencia entre yo y uno de esos niños emo que tienen blogs para lamentarse de su soledad, para sentir pena por ellos mismos? ¿Que yo sé poner acentos y ellos no? ¿Que yo no salgo a embriagarme y ellos sí? ¿Que ellos tienen amigos y yo no? A veces me da por pensar que tal vez me gustaría aprender algo de ellos.


... nd i've got a strong urge to fly... but i have nowhere to fly to...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esperar no siempre es la respuesta.
Esperar sólo te hace esperar y ver como el tiempo erosiona al mundo, mientras permaneces paciente, en la misma espera en la que comenzaste.
Esperar, no te da una solución. Esperar sólo te deja con más dudas.

Tengo una pregunta en la cabeza, misma que ha circulado en mis pensamientos toda una vida.
¿ Qué pasaría, si rompiera las cadenas y saliera al mundo?
¿Qué pasaría si tomará lo que quiero sin importar nada?

Más sin embargo son preguntas, que no me atrevo a responder, son enigmas que no me atrevo a resolver.

Seguramente tú también estas preguntandote eso mismo, mientras yaces esperando.

La pregunta más asombrosa, sería.
¿Qué es lo que espero?

Gusto en leerte denuevo.

Aseret dijo...

Entre la soberbia y el temor nos encerramos, nada sucede sino hasta que decidamos crearlo.

Conste que lo digo con mucha empatía, pues buena parte de mi vida la había vivido parecido a lo que narras.

Y si ahora estoy sola, es porque me gusta soledad.

Salu2!!